lunes, 24 de diciembre de 2007

No temas ...

«José... no temas recibir a María...». También María recibió este aliento del Ángel Gabriel, «No temas, María, porque Dios te ha favorecido» y a Zacarías el Ángel del Señor le dice, «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada ...». A María y José se les anunciaba la concepción de un hijo en el seno de la Virgen por obra del Espíritu Santo, a Zacarías la concepción de su hijo el Precursor. De Dios no pueden venirnos sino bienes, hemos recibido de Él el Sumo Bien, el Bien Total; Él mismo se nos ha dado en Jesús. ¿Por qué, entonces, el temor -que es propio experimentarlo frente a alguien o a algo amenazante- de estos santos ante la cercanía del mensajero de Dios? Vemos que no es mera cercanía sino que es cercanía y anuncio que los involucra de lleno. Necesitan la confirmación de lo que entienden, necesitan ser encontrados por esas palabras y ser convencidos hasta sacar desde la hondura del corazón la respuesta, el asentimiento cargado de alegría que los ha transformado. En esta necesidad que es similar en nosotros para los anuncios-envíos, que nos buscan de parte del Señor contamos con la Iglesia para ayudarnos a que la Palabra nos llegue a las entrañas transformándonos en respuesta convencida y sostenida en la alegría de la fe, para ser fecundos en el matrimonio y la familia que es su lugar existencial central -cargado de vida- para los esposos y padres llamados por Dios a esa misión; para los religiosos y los sacerdotes en sus consagraciones y ministerios; para los laicos en sus compromisos tan empeñosos y significativos en la vida de la comunidad humana.

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